La Inteligencia de Negocios o Business Intelligence (BI)
como concepto global pretende se puede definir como el proceso de analizar los bienes o datos acumulados en la empresa y extraer una cierta inteligencia o conocimiento de ellos। Dentro de la categoría de bienes se incluyen las bases de datos de clientes, información de la cadena de suministro, ventas personales y cualquier actividad de marketing o fuente de información relevante para la empresa. Si hay algo peor que no tener información disponible es tener mucha información y no saber qué hacer con ella.
Al inicio de las clases de Business Intelligence para directivos, suelo
comenzar con estas tres preguntas:
1. ¿Cuántos de ustedes disponen de más información y de menos
tiempo para analizarla?
2. ¿Los sistemas de información de los que disponen les ayudan a
tomar decisiones rápidamente?
3. ¿Los responsables de generar información directiva están desbordados por las peticiones de información urgente, continua y
no coordinada?
Normalmente la respuesta de la primera pregunta es unánime, responden: “Cada vez tenemos más información y menos tiempo para analizarla”. Es obvio que cada vez disponemos de más información tanto
interna como externa. La velocidad de cambio que se produce en los
mercados es más vertiginosa. Tradicionalmente, en las Escuelas de
Negocios nos explicaban que el Entorno cambia y que las organizaciones deben adaptarse a él, en aquella época todavía no hablábamos
de términos como globalización, deslocalización, etc. En la actualidad,
explicamos que las organizaciones deben ser capaces de sobrevivir
en este entorno cambiante, que además está cambiando muy rápidamente y de manera continuada, lo que las obliga a avanzarse constantemente buscando nuevas oportunidades. A lo largo del libro se
presentarán distintos ejemplos de cómo utilizar la información para
conseguir ser más competitivos.
Las respuestas a la segunda pregunta son algo más variadas, dependiendo del nivel de madurez que tienen los sistemas de información de
las organizaciones a las que pertenecen. Algunos de ellos están satisfechos y otros no. Pero cuando profundizamos más en esta cuestión,
nos damos cuenta de que no siempre estamos haciendo las preguntas a los sistemas de información adecuados y utilizando las tecnologías idóneas. En muchos casos esperamos respuestas de sistemas
transaccionales, cuando el objetivo de los mismos es meramente el de soportar las transacciones. Aunque en algunos casos nos puedan ayudar, en el mercado existen otras soluciones que nos facilitan el acceso a la información y su análisis: la presente obra expondrá las distintas soluciones tecnológicas.
Respecto a la tercera pregunta la respuesta suele ser unánime: “Están desbordados”. Debe tenerse en cuenta que no todos los directivos y responsables de las distintas áreas dei negocio y sus necesidades de información de la misma forma, en algunos de los casos la del inicio de los conceptos de gestión son distintos. En el peor de los casos, podemos encontrarnos con diferencias entre los distintos responsables o entre las distintas áreas de gestión. A lo largo del libro mostraremos qué deberíamos hacer para solventar estos problemas. Con la presión de la velocidad de los mercados no podemos ni debemos tardar en acceder a aquella información que necesitamos para ayudarnos en la toma de decisiones. No podemos estar a expensas de sistemas de información directivos “artesanales”
5. debemos “industrializar” los sistemas de información para la toma de decisiones. En algunas organizaciones estamos a la expensa de que alguna persona prepare la información
directiva, sin ella no podemos conocer qué está pasando.